sábado, 11 de julio de 2009

DENGUE... SITUACIÓN DE CONFLICTO!




Desde el análisis sobre "DENGUE Y ALGO MÁS" podremos plantearnos;
-¿cuáles son las verdadera situaciones y poblaciones de riesgo?

-¿posibles soluciones?

Para buscar alguna respuesta podemos analizar el gráfico distribuido hace pocos meses y encontrar diversas opiniones.




Adolescencia, etapa de cambios!


Hola a todos ! los espero para cualquier consulta!

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Si deseas saber algo más continúa investigando.
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domingo, 5 de julio de 2009

DENGUE Y ALGO MÁS...



Los invito a analizar este comentario: LA FUMIGACIÓN, SIRVE PARA ACOTAR EL FOCO PERO NO MATA LAS LARVAS:




02-04-2009 / El brote en la Argentina refleja la inoperancia de las autoridades. Pero también los límites que enfrenta cualquier campaña de prevención.
Por Matías Loewy

Para un neófito, el mosquito que transmite el dengue no parece demasiado diferente a las más de 220 especies de mosquitos que vuelan, incordian y pican en la Argentina. Pero el biólogo Darío Vezzani es capaz de distinguir un ejemplar de Aedes aegypti zumbando a más de un metro de distancia. Investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Vezzani hizo su tesis doctoral estudiando a lo largo de cinco años los factores que condicionan el crecimiento y desarrollo del insecto en Buenos Aires. “En marzo, cuando se da el pico, hasta un 30 ó 40 por ciento de los mosquitos en domicilios porteños son Aedes aegypti. ¿Cuántas veces me picaron? Incontables…”, cuenta.

A principios de 2008, Vezzani firmó junto a su colega Aníbal Carbajo un informe científico en la revista Memorias del Instituto Oswaldo Cruz, de Rio de Janeiro. Allí, los autores hacían dos predicciones para los próximos años respecto de la situación del dengue en el país. Uno: calificaban como inminente la aparición de casos aislados de dengue “autóctono” en Buenos Aires, debido al alto número de casos “importados” que se venían detectando en la Ciudad. Dos: anticipaban que en el norte del país habría casos de dengue hemorrágico, la forma más grave de la enfermedad, que se produce cuando el vector vuelve a picar a una persona que ya fue infectada con una variedad o “serotipo” diferente del virus del dengue.

Los pronósticos se cumplieron antes de lo previsto, aunque “no hacía falta ser un genio para acertar”, señala Vezzani. En septiembre pasado, investigadores del Malbrán reportaron el primer caso de un paciente que habría contraído el dengue en Capital, un neumonólogo del Hospital Muñiz. Y ahora que un brote de dengue azota el país, con un nuevo infectado cada 75 segundos y quizás hasta diez veces más enfermos que los que se había notificado en todo el país durante la última década, en Salta confirmaron por lo menos dos casos mortales de dengue hemorrágico. “Estamos en medio del incendio”, grafica Vezzani, para quien el dengue se transformó en una enfermedad “imparable”. “La única manera de combatirla es con prevención. Y ni siquiera sé si con eso alcanza”, alerta.

El rebrote del dengue en la Argentina es, desde una postura “positivista” del poder de la prevención, fruto de la desidia o la inoperancia de las autoridades sanitarias, que no tomaron las medidas adecuadas para garantizar el control del vector, Aedes aegypti. El leit-motiv de ese enfoque es “podría haberse evitado”. Según Sonia Tarragona, economista de la salud y directora general de la Fundación Mundo Sano, que investiga el dengue y otras enfermedades transmisibles, “no me consta que en este caso haya habido negligencia de las autoridades. Pero si las cosas se hacen bien, esto no pasa”.

La reaparición del dengue es un acontecimiento perfectamente predecible, coincide el sociólogo argentino Silvio Waisbord, especialista en comunicación de la salud. Se puede estimar cuándo es posible que haya un brote debido a factores muy bien conocidos, como la época del año, la tasa de infestación de los domicilios con el mosquito transmisor y la proximidad con regiones endémicas. Sin embargo, se actúa como si fuera un hecho absolutamente novedoso, imposible de calcular, “que nos toma por sorpresa, como esas visitas que caen sin aviso previo”, critica el profesor de Medios y Asuntos Públicos de la George Washington University, en EE. UU.

“Los políticos suelen negar la existencia del dengue, les echan la culpa a otros, y finalmente reconocen el problema. Los expertos en salud pública corren desesperados para reforzar el sistema de vigilancia epidemiológica mientras sus avisos caen en oídos sordos. Y la prensa redescubre el mismo problema que cubrió el año anterior”, dispara Waisbord.

La realidad es que, en todos los países de la región bajo riesgo de dengue, la prevención de la enfermedad se enfrenta con numerosos obstáculos, que van más allá de los avatares del clima, la ecología del mosquito y las deficiencias del sistema de salud. Los casos que se notifican siempre son inferiores a los que realmente ocurren, debido a que muchos síntomas de la infección primaria se confunden con los de la gripe y no hay suficientes laboratorios de diagnóstico. Y eso hace que las autoridades tiendan a considerar que es un problema de baja prioridad sanitaria, o incluso soslayen o minimicen los primeros casos (como parece haber ocurrido en Chaco).